Crónica post-quimio #4

Ayer viernes 29 de agosto recibí mi cuarta quimioterapia. Ya solo faltan dos para completar el primer tramo de este tratamiento. Me cuesta creer que ya he cruzado más de la mitad del camino… y que sigo con cabello, al menos por ahora. Por eso aún no he contado cómo me siento frente a lo que sé que vendrá —ese momento en que mis compañeros de oficina me verán “calvita con orgullo”, como escribí hace un tiempo en este post del 2020.

Mira el post 2020: Se está cayendo el Pelo!

La quimio #3 me golpeó como no lo hicieron la primera ni la segunda. Fueron tres semanas cuesta arriba. Luché para sostener esa versión de mí misma que siempre he defendido: fuerte, positiva, con buen ánimo. Esa mujer que me hace sentir feliz de ser quien soy. Pero esta vez, costó.

He sentido el peso real del proceso dentro de mi meta de “vivir mi vida lo más normal posible”… y he llegado a la conclusión de que mi vida no es normal, ni lo será. Aun así, sigo haciendo el intento.

La semana previa a la quimio #4 fue difícil: alergias, ansiedad por los análisis, calor abrumador, presión en el trabajo que —aunque diga que no me afecta— mi cuerpo dice lo contrario. Mi sangre caliente, mi energía visceral, lo siente todo. Pero llegamos. Llegamos a la #4.

Hoy es día uno post-quimio. Cansancio, hinchazón, mucha sed… lo de siempre. Pero esta vez, con la certeza de que ya falta menos.

Tengo algunas sorpresas que quiero compartir pronto. Pero por ahora, prefiero guardar silencio, descansar, respirar profundo y dejar que el cuerpo me hable.

Gracias por estar aquí.

No responses yet

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *